Pañuelos con
historias de vida bordadas, historias de muerte, historias de desaparición,
silencio, impunidad y reflexión. Así es como el Colectivo Bordemos por la Paz
Guadalajara, un grupo de activistas sociales junto con personas de la sociedad:
mujeres, hombres, jóvenes y niños
reconstruyen la memoria de las personas que ya no están o permanecen
desaparecidas producto de la violencia o el crimen organizado en el país. Lo
hacen a través de la reconstrucción de las historias de vida de las víctimas
bordadas en pañuelos de tela.
Bordar pañuelos
como un arma, bordar a modo de escudo, como catarsis para quienes han perdido
un ser querido a causa de la violencia desmesurada del país.
Este viernes 1,
sábado 2 y domingo 3 de noviembre se llevó a cabo en la ciudad de Guadalajara
Jalisco en el Laboratorio de Artes y Variedades mejor conocido como el LARVA,
el segundo memorial “Memoria y verdad”
del colectivo Bordemos por la Paz Guadalajara. Un homenaje en donde se
expusieron todos aquellos actos violentos y de lesa humanidad en contra de
ciertos sectores vulnerables del país. Homicidios a periodistas, feminicidios,
crímenes de odio, desapariciones forzadas y también atentados contra migrantes
fueron parte de este homenaje doloroso y en busca de reflexión.
En el evento se
montaron distintas instalaciones donde se honró la memoria de los caídos y
desaparecidos. Una de ellas fue la de
los 72 migrantes asesinados y
encontrados en San Fernando Tamaulipas
hace tres años. Laura R. Patterson maestra
de matemáticas de bachillerato
del TecMilenio, activista del colectivo y miembro organizador del evento relata
cómo fue que se decidió retomar el caso y exponerlo en este memorial:
"Cuando se plantea en la exposición en el
Larva poner cruces con los nombres de
tantos que hemos bordado. Y yo le dije 20:11 hay pañuelos de migrantes y vino
el padre Solalinde y se pusieron a bordar los consejos del migrante. Y por qué
no lo hacemos de los 72 migrantes que murieron en Tamaulipas".
72 cruces, nueve
colores diferentes, ocho cruces de cada
color. Una cruz por cada uno de los 72 migrantes y una más blanca por todos
aquellos que faltan y que ya no están o permanecen desaparecidos. Laura
Petterson como encargada de la instalación reconoce que la labor fue difícil,
simplemente dolorosa, conocer cada historia fue reconocer que el país se
desprende a pedazos y que cada uno de estos migrantes viven un vía crucis en su
travesía atravesando el país:
"Primero fue pintarlos y después lo más
difícil fue buscar los nombres, porque
hay una página que se llama los 72 migrantes donde están las historias
de diferentes escritores que dedicaron un pensamiento a cada uno de ellos de
los 72. Tuve que leer todas las
historias para sacar su nombre, su edad y su país".
Fue complicado.
Laura reconoce que la labor personal no fue sencilla incluso impactó en su vida
personal. Cada cruz significó una persona, un migrante asesinado o desaparecido
que algún día fue la esperanza de una familia en alguna parte del mundo. Cruces
no sólo con nombres, no sólo con datos sino humanos que nos duelen. Crímenes
patéticos y crueles que le arrebataron la vida a un ser humano:
"Lo más fuerte fue darme cuenta que esto
ocurrió entre el 22 y 23 de agosto del 2010 mi hija nació en ese día. Ese fue
el primer golpe de conciencia de decir que difícil, luego poner los nombre a cada uno de ellos a cada cruz. 22:45 ya al
final ya uno comienza a soñar, esto lo hago de noche y es acostarte con los
nombres, con las edades, la mayoría de ellos son más chicos que yo".
Cada cruz sin
importar el color, ya fuera verde, amarilla, azul o rosa, llevaba implícita una
historia, un rostro reconocido. Laura compartió un par de historias de vida
desgarradoras de dos migrantes jóvenes una chica y un chico a modo de reflexión
y como un tributo en solidaridad a ellos que se fueron de sus casas en búsqueda
de algo mejor:
"Hay
una niña de 15 años que dos semanas antes,
le tomaron su foto con su vestido de 15 años, hay un chavo que lo
identificaron pues traía la misma camisa con la que le tomaron una foto antes
de partir una camiseta roja y esa camiseta es la misma que trae cuando lo
encontraron amarrado y muerto. 30:41 no imagino tanto dolor, creo que todavía
es mas fuerte un desaparecido, `por eso en el caso de los migrantes es más
fuerte porque sabes que se fue a otro país como voy a buscar a mi familiar en
un país que no conoces".
Durante el
memorial se presentó el documental “Entre serpientes y escaleras” una
producción de Tres Gatos Films, esta
película recuenta la realidad de los migrantes desaparecidos y la tragedia
humanitaria que viven en su travesía por México.
Entre memoriales y protestas ya no nos cabe tanto
dolor. Por ellos que somos nosotros.
Para Rumbo al Norte Dalia Souza
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